Desfile de Coronación del Rey de la Alegría 2009

La gente llegaba, la Avenida Independencia empezaba a colmarse, los vendedores ambulantes hacían su trabajo, toda la multitud ansiosa por ver al Rey de la alegría Eduardo Santamarina, el desfile estaba por comenzar…
Fue el día 19 de Febrero en el Puerto de Veracruz cuando todos los jarochos presenciaron el gran desfile de coronación del Rey de la Alegría, este evento se llevo a cabo en la Avenida Independencia a las 7 de la noche.
La gente veracruzana y no tan veracruzana, empezaba a llegar al lugar desde muy temprano para ocupar los lugares de primera fila, había gente de otras ciudades, de otros estados, y hasta de otros países.
Niños corriendo en medio de la calle, el tráfico vehicular se notaba a metros de distancia, jóvenes con sus chelas celebrando el inicio del Carnaval y esperando ansiosos que el desfile diera arrancará. Eran cerca de las 7:10 pm, cuando los policías abrieron dando inicio al paseo, posteriormente la “Comparsa de Brasil” iba desfilando entre risas, gritos y bailes, detrás de esta venia la “orquesta de la Naval”, esta aunque fue un poco más tranquila, la gente estaba emocionada, “las bastoneras Susy” bailando con sus trajes pequeños y todas con una excelente coordinación; los gritos, empujones, saltos se hacían notar con la presencia del actor Jorge Salinas que venía disfrazado con un traje muy pegado que le hacía notar sus encantos, los gritos fueron aumentando al ver al guapísimo Eduardo Santamarina, el Rey de la Alegría de este año, saltos de la gente emocionada eran muy intensos, los piropos a los artistas no podían faltar, cosas como : “papito”, “mi amor” y “baby”, fueron algunos de los más escuchados, el desfile cerro con la comparsa “estrellas del barrio de la huaca”, la gente emocionada seguía gritando y las risas y carcajadas se lograban escuchar.
El desfile concluyo aproximadamente a las 8:30 pm, toda la gente empezó a caminar en la calle, la gente compraba esquites, chelas, antojitos, algunos se quedaron en sus lugares conviviendo después de haber pasado un momento agradable en el desfile de la alegría.