jueves, 15 de octubre de 2009

"La muerte de un hombre es una tragedia, pero la de un millón; pura estadística."


Entrevista con Joseph Stalin, Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética.

Tras atravesar un intrincado cerco de protección, filas y filas de guardias en gabardina, y unos cuantos jeeps cargados de soldados; se me permite tomar asiento en un salón de la llamada Lubyanka, el legendario edifico de la inteligencia soviética. Tales precauciones no son generalmente necesarias, pero el día de hoy, una situación del todo especial se presenta en el edificio.
Dejo mi ushanka sobre una mesita a mi lado, y con grabadora en mano, espero.
Súbitamente, una pesada puerta doble se abre, dejando pasar a dos guardias armados con AK-104, la última versión del concidísimo rifle de asalto. La impresión que me generan es únicamente superada por la vista del personaje que aparece tras ellos.

Más pequeño de lo que yo imaginaba, pero bastante robusto, aquel bigotudo personaje bautaizado como Joseph Visiarónovich Dzhugashvili, sería conocido en todo el mundo como Joseph Stalin, el puño de acero que dirigió a una de las naciones más grandes y poderosas de la historia.
Incluso bajo mi pesado abrigo, al momento en que se acerca y me extiende su mano, siento como un escalofrío recorre mi cuerpo. Su presencia va más allá de lo físico, hay algo en su persona que se impone sin necesidad de levantar un solo dedo. Tras el intercambio de saludos y una pequeña charla, el hombre de acero se dispone a contestar mis preguntas, las cuales he resumido en los siguientes aspectos que estoy seguro serán de gran interés para los lectores.


Señor Stalin, antes que nada, ¿Nos podría contar sobre su niñez?

¿Fue algo que recuerde con alegría?

Mi padre era zapatero, tenía 22 años cuando se casó con mi madre, de apenas 17. Mi nacimiento fue algo del todo particular: mi madre había dado a luz a otros dos niños que murieron poco después de nacer, por lo que tan pronto como llegué a este mundo me bautizaron, temiendo que fuera yo tan delicado como mis hermanos.

¿Y resultó ser lo contrario, entonces?

Quisiera decir que sí. De niño, fui un tanto frágil, por lo que mi madre tenía que cuidarme de una manera un tanto especial.

Realmente, ella fue la que más se preocupó por mi integridad física…

¿Su padre…?

Estaba por entero a su trabajo como zapatero; pero como hombre que era, tenía una debilidad terrible por la bebida…

Probablemente esto se debió al impacto causado por la muerte de dos de sus hijos… A esto, súmele el hecho de que muchos de sus clientes le pagaban en vino.

Cuando andaba borracho (la mayor parte del tiempo) nos golpeaba a mi madre y a mí. Yo lo odiaba por eso, pero a la postre, creo que sirvió para fortalecerme… Creo que él asentó las bases del acero, después de todo.

Y usted, Sr. Joseph ¿Tiene alguna debilidad? De la que los lectores se puedan enterar, claro.

(Risas) No tiene caso seguir guardando secretos sobre mi vida a estas alturas de la situación.

Desde niño sentí una atracción por las flores, lo cual, con el tiempo se convertiría en una verdadera afición.

Cientos de campos de cultivo en toda la URSS fueron dedicados a mi persona.

La música es algo que me apasiona, siempre disfruto de escuchar una buena pieza.

¿Hay alguna persona que haya influido de manera especial en su vida?

Varias. Uno de los primeros, fue un cliente de mi madre (lavandera) un judío llamado David Papismédov. Cuando iba a su casa, me obsequiaba dinero y libros; me impulsaba a leer y estudiar.

Creo que, en lo que a mi niñez respecta, fue el personaje más influyente que me pude encontrar.

Ya en mi juventud, conocí a muchos otros, Noah Jordania, un profesor que me mostró el marxismo; Viktor Kurnativski, quien me ayudó a poner mi primer periódico…

Trotsky, Lenin… todos ellos en mayor o menor forma tuvieron alguna influencia sobre mi persona, pero con el pasar de los años, muchos cambiarían sus ideas o me atacarían por razones egoístas… Nadie es del todo fiel a sus camaradas.

Ahora que hace alusión a la Revolución Bolchevique ¿Cómo fue exactamente que usted llegaría al poder? Es una parte de la historia que a muchos de nuestros lectores no les queda del todo claro…

(El hombre de acero titubea, como meditando su respuesta)

Debo de admitir, que había algo así como una meta para todo aquel que quisiera suceder a Lenin en la dirigencia del partido: su sucesor sería aquel que demostrara haber sido su más cercano.

Po éste motivo, me apresuré a organizar el funeral del camarada Lenin… Un discurso y un evento multitudinario fueron más que suficientes para conseguir el apoyo del pueblo. Mi único opositor serio, Trotsky, perdió toda su credibilidad al salir del país… además de que su filosofía de la “revolución permanente” nunca fue posible en la práctica.

Qué curioso que mencione a Trotsky. Hace poco, se hizo un documental aquí en México sobre la muerte de este personaje. ¿Qué papel tuvo usted en su destino?

Debe usted entender, que en ese tiempo, el partido y por consiguiente la nación, se encontraban en una situación muy delicada. Los enemigos del partido estaban por todos lados, en todos los niveles, esperando vernos caer. Trotsky, como ya dije, no era más que un idealista. Incluso en el exilio, seguía apoyando todo tipo de atentados en mi contra. ¿Lamento su muerte? Sí, era un miembro importante de lo que fue la revolución del '17, eso es innegable. Pero era necesaria.

¿Ésta práctica de... eliminar a la competencia, cuántas veces fue aplicada?

Creo que el término competencia no aplica del todo en esta situación... yo prefiero llamarlos enemigos del partido, detractores y desertores. Sí, fue aplicada varias veces durante mi mandato, como ya le dije, era algo necesario para mantener el control del partido y la estabilidad del país.

Creo que una de mis mayores purgas, fue la que ordené contra militares y altos mandos, durante los años 30's.... 346 integrantes de la alta jerarquía fueron ejecutados por orden mía, y muchos otros miles más serían encarcelados, sometidos a trabajos forzados, o ejecutados al encontrárseles culpables de otros crímenes.

De todas formas, la muerte de todos estos sólo habría sido un problema si la comunidad internacional lo hubiese visto con malos ojos. Imagino que, por ser tantos, muchos de ellos desconocidos, no provocó mucho revuelo fuera del país. Después de todo, la muerte de un hombre es una tragedia, pero la de un millón; pura estadística.

Todo esto pues, fue una maniobra que tenía como objetivo limpiar las filas del ejército de posibles traidores, pero debo admitir que resultó ser un tanto contraproducente: muchos de los ejecutados habrían sido de gran ayuda durante la guerra que se avecinaba con los germanos, quienes resultaron ser nuestros verdaderos enemigos al fin y al cabo...

¿Nos podría platicar un poco sobre ésto?

¿Perdón?

Sobre la Segunda Guerra Mundial, su relación con Hitler....

¡Ah, claro! Bueno, en primer lugar, este conflicto es mejor conocido como “La Gran Guerra Patriótica”, por lo menos entre muchos de mis camaradas soviéticos.

Sí, Hitler y su Gran Alemania... se aproximó a nosotros en son de paz, prometiéndonos muchos de los territorios que habíamos perdido durante las guerras pasadas, como la Gran Guerra, por ejemplo. Algunas ciudades en Polonia y Finlandia, sobre todo.

Su ataque fue del todo inesperado. Lo que más me duele, es el hecho de haber recibido información sobre la fecha exacta de la invasión, pero la consideré poco fiable dados los antecedentes de la fuente...

Pues bien, después de haber caído en las habladurías de Hitler, decidí que era momento de castigarlo a como diera lugar.

Nuestro pueblo logró rechazar al invasor, detenerlo, hacerlo retroceder sobre nuestra propia tierra y después atravesamos media Europa para llegar hasta Berlín.

Una más de las ironías de la historia. Vinieron buscando nuestra sangre, pero se terminaron ahogando en la suya propia. (Risas)

(Tras un leve gesto, como quien pide permiso por pura educación, el hombre de hierro saca una pipa de madera de la cual empieza a fumar profusamente)

Después de esto mi principal preocupación sería defender Rusia de la influencia capitalista que nuestros antiguos aliados querían implantar.

Señor Stalin, si no le importa, me gustaría hacerle algunas preguntas sobre temas un tanto más actuales.

¿Qué opina, por ejemplo de la caída del comunismo?

Veo que lo que pasó en este siglo, fue que el sistema socialista perdió la mayor parte de su credibilidad y de su control sobre el pueblo. Nunca creí que tal cosa fuera posible, pero ahora que me encuentro con esto, sólo puedo imaginar que la mediocridad de mis sucesores fue lo que llevó a semejante situación.

¿Qué opina entonces sobre la nueva izquierda, que está surgiendo en países latinoamericanos y europeos?

Por un lado, veo que promueven aspectos interesantes, pero por el otro, pienso que siguen aplicando algunas de las peores ideas de la teoría comunista. Buscan extender el sistema a países más allá de sus fronteras, cuando deberían preocuparse por instaurar un estado socialista fuerte, el cual no se tambalee ni luzca débil ante sus rivales. Después de lograr esto, pueden empezar a preocuparse por sus vecinos...


Una última pregunta, o más bien, diré un par de palabras; de las cuales quiero me dé su opinión: Barack Obama

(Carcajadas) Bueno, eso sí nunca me lo habría imaginado. Un país como América, que siempre ha sido gobernado por una oligarquía cristiana capitalista, tiene ahora como presidente a un negro.

Es una de las cosas que más me han costado creer de estos tiempos modernos.

Sólo me gustaría decir, que el Sr. Obama, es, muy al contrario de lo que sus adversarios piensan, un completo derechista. Aquellos que se quejan de su supuesto “socialismo”, seguramente no han leído a Marx.


Gracias por esta reveladora entrevista, Tovarish Stalin.


IMPORTANTE: Ésta entrevista fue aprobada por el Ministerio de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia
para su publicación en medios de difusión masiva.

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Y mi fuente fue wikipedia.org