jueves, 26 de febrero de 2009

रित्मिचा देमोस्त्रसिओं Carnestolenda

Caía la noche en el corazón del Puerto de Veracruz, el emblemático Zócalo porteño que tras una continua actividad durante casi una semana debido a las festividades del Rey Momo en su octagesima quinta edición, albergaba fiesta, diversión, muchedumbre, luces y colores.
Era martes y un suave sereno se sentía en el recinto, lo cual reunió a unas 400 personas que se encontraban en los alrededores, para disfrutar de una velada con mucho ritmo, instrumentos y uniformes movimientos perfectamente coordinados, era la Banda de música de la Escuela Preparatoria Federal Juan José de la Garza, originaria de Matamoros, Tamaulipas.
El contingente estudiantil estaba dividido en dos bandos, el primero que tomo lugar arriba en el escenario principal del Zócalo, enfundado en trajes color morado con vivos plateados, lo conformaban atractivas jovencitas que juntas integraban el equipo de porra de la preparatoria federal.
Allí debajo del escenario, la respectiva banda de guerra estudiantil, quienes portaban unos vistosos uniformes en colores blanco con negro y rojo crearon expectativa y deleite a los cientos de jarochos y turistas ubicados en dicho sitio.
Mientras eso sucedía, algunos integrantes de la banda de música eran entrevistados, mencionaron que visitaban el Puerto de Veracruz, debido a la invitación hecha de parte del comité organizador y quienes llevan casi un lustro de participar en los desfiles del carnaval.
Tras un breve agradecimiento de parte del profesor Porfirio Cruz, el espectáculo dio por inicio, las porristas juntos con sus coordinados movimientos y atuendos tomaron por completo el lugar, haciendo vistosos pasos y tablas dinos de campeonato, mientras que a ras de suelo, la banda de guerra estudiantil hacia lo suyo, coordinando música instrumental y agiles movimientos.
Diversos temas como “chocolate numero uno” y una moderna interpretación de “Veracruz” que sirvió simplemente para que los espectadores más jóvenes comenzaran a brincar y a bailar de la emoción contagiada por los ejecutantes.
Mientras el sector maduro del respetable publico de daba tiempo para aplaudir y ovacionar a la banda, quienes continuaron con su repertorio musical con una improvisación y “jamming” digno de una banda estudiantil de talla internacional, con esto dieron por concluida su presentación en dicha muestra musical.